La autora entrelaza la historia en común entre dos sitios tan dispares como una isla tropical, en este caso Fernando Poo, y un valle de montaña, Pasolobino. Narrada en dos tiempos. Por un lado, años cuarenta, la historia de Kilian un joven colono en Guinea. Por otro lado, en tiempo actual, la sobrina de éste buscando respuestas.

Esta primera narración peca de tediosa y lineal, pero atrae al lector con la narración de la historia de Kilian que viene a continuación.
Kilian, un joven que se va a trabajar a Fernando Poo, una colonia española, por tradición familiar. Una vez allí, junto con su hermano y su padre, ya un veterano trabajador, descubre la maravilla de la naturaleza en estado puro. Mirase donde mirase había vegetación, colores intensos, playas cristalinas... El lugar más la cultura bubi de la isla guineana que desde el principio le causó interés hasta cautivarlo, hizo de la la isla un lugar imprescindible. Trabajando en la finca de Sampaka, donde se cultiva uno de los mejores cacaos del mundo, conoce a una nativa de la que quedará irremediablemente unido.
Teniendo en cuenta que el personaje de Kilian vive la independencia de Guinea con España, dejándo esta de ser una colonia para pasar a ser un país totalmente independiente. Esto ocasiona a la historia el matiz de la desigualdad racial por ambos lados del prisma, ya que al principio siendo una colonia, los blancos era la clase alta, no permitiendole a los nativos entrar en ciertos locales estrictamente solo para colonos, por ejemplo, el cine. Cuando más tarde se consigue la independencia esta situación gira radicalmente, los nativos ahora ostentan un sitio más relevante y achacando a los colonos actuales toda la rabia y desprecio de injusticias y desplantes echos hacia su raza,comienzan una campaña de violencia, sabotajes, robos... obligando finalmente a abandonar a los colonos la isla y convirtiéndose en un país a punto de desaparecer bajo el desastroso y loco mandato de Macías.
El lado más interesante del libro es la convivencia de dos culturas totalmente diferentes. Acercándonos a las creencias, cultos, rezos, tradiciones guineanas...
Desde mi punto de vista, no es el final que uno espera o complace, dejándote con sensación agria y esperando más del personaje principal de Kilian o Bisila, ya que a pesar de ese gran amor del que presume el libro, ninguno de los dos mencionados considera oportuno luchar por el otro, no había mayor barrera después de la tormenta que la que ellos pusieron creada a partir de inseguridades.
Lo que me gustaría resaltar en positivo también es el hecho de que la autora Luz Gabas es capaz de trasmitir, subrayando el final, nostalgia por el pasado, por lo que nunca llegamos a hacer aunque quisiéramos, dejando una gran frase "No puedo recordar lo que nunca he podido olvidar" dejando claro que tanto para Kilian como para Bisila el presente no existía, es decir, vivían en el pasado donde un día fueron felices, agarrándose en el recuerdo del otro como razón de vida. Siempre es positivo que el libro te pueda trasmitir sentimientos, buenos o malos, ya que un libro esta lleno de sombras y luces.

"Es difícil estar en este mundo con una gran mochila a las espaldas, por eso quien sabe vivir es quien va ligero de equipaje"