sábado, 12 de diciembre de 2015

Las vírgenes suicidas (Jeffrey Eugenides)

Narra la historia en los años setenta de la familia Lisbon, un matrimonio católico con 5 hijas de edades comprendidas desde los trece a los diecisiete. Cecilia, Lux, Bonnie, Mary y Therese, ellas eran las protagonistas.

El matrimonio se caracterizaba por una mujer obsesiva con las leyes religiosas y con el que dirán. Autoritaria y asfixiante hasta el extremo en su mentalidad de rectitud y pulcritud. El marido, un señor con una ausencia de carácter enfermizo, incapaz de hacer frente a la férrea disciplina de su mujer. Por esto, el señor Lisbon carece de importancia en esta novela, ya que es irrelevante.

Las hijas, difícil de descifrar sus diferentes caracteres aunque varias de ellas bastantes semejantes con un denominador común muy importante: tristeza y ostracismo. Quizá las que se salían del tiesto eran Cecilia y Lux, las más jóvenes respectivamente. Cecilia, tachada de loca, rara, extravagante... una niña de trece años, obsesionada con llevar siempre un traje de novia con un carácter inapetente. Una de las grandes desconocidas de la novela, ya que tiene un papel fundamental pero fugaz, no pudiendo averiguar realmente cual era el síntoma de su locura o si era tachada de esto por miedo y desconocimiento de los vecinos. Lux, la más expresiva de todas, aunque en ninguna de ellas se atisba sus intenciones, sus pensamientos más profundos... despistándote y no encontrando una solución a lo planteado. Lux era la más extrovertida y rebelde, lo que más llama la atención de ella es, su obsesión por sentirse liberada a través del sexo, llegando al punto de tener una enfermedad de transmisión sexual. Bonnie, Mary y Therese no tienen muchos actos relevantes en la novela. Apenas hablan, cuando lo hacen son excesivamente precavidas y retrotraídas. Lo que más me llama la atención del carácter de las cinco en común, es la extremidad de sus personalidades. Llegando a estar las chicas sumidas en una tristeza obtusa y más tarde asistiendo a un baile y dentro de sus desconocimientos de las relaciones sociales, pasándolo bien. Tengo la sensación que vivían rodeadas de un halo de conformidad y abnegación a madurar.

Cecilia decide suicidarse (nunca se supo los motivos) aunque llegaron a tiempo de salvarla, ella volvió a intentarlo y lo consiguió una semana más tarde, con una actitud más vegetal que humana. Esto turbó a la madre de tal manera, que decidió encerrar al resto de las chicas en casa a la espera de que se repusieran mejor del golpe. Pero esto las condena a una tristeza cada día mayor aunque sin dar muestra alguna de ello, ya que no se quejaban, no lloraban, no se lamentaban... La madre también sumida en la tristeza empieza a dejar de lado el cuidado de las chicas y la casa, dejándolas al libre albedrío pero siempre dentro del hogar.

Un año más tarde, justo el día que Cecilia materializó su primer intento de suicidio, se encontró los cuerpos de las cuatro chicas, Mary no estaba totalmente muerta. Cada una utilizó un procedimiento diferente (ahorcamiento, intoxicación de pastillas, inhalación de gas y  la desconcertante superviviente que lo intentó introduciendo la cabeza en el horno.) Una semana más tarde, Mary materializó su deseo de marcharse consumiendo somníferos.

Siempre bordeando el porqué de estos suicidios, no llegamos a saber los motivos de estos actos nunca.

Narrado en tercera persona por un grupo de chicos conocidos de los Lisbon de el colegio  y el barrio. Contagiados por el misterio de la familia Lisbon y la atracción que ejercía esto en las chicas, se obsesionan en conocer desde la acera de enfrente lo que perturba a las hermanas Lisbon pero ni pudieron salvarlas ni obtuvieron resultado alguno que pudiera despejar las dudas sobre estas muertes y, más tarde, escribiéndolo en este libro.

El escritor Jeffrey Eugenides plantea un interrogante bastante interesante, ya que plasma en la madre la convicción de que la tristeza de sus hijas era algo natural, biológico, genético ya que asume que toda la familia contiene esta tristeza.

¿La tristeza viene de la personalidad o de diferentes hechos? ¿De qué depende ser más vulnerable a la tristeza? ¿Hay gente biólogicamente más preparados para la tristeza y otros para la felicidad? Sea lo que sea, lo más lógico de pensar es que sea una mezcla de ambos, lo biológico y lo que conlleva una desgracia. Desde luego lo que si sé es que la tristeza puede ser constante cuando llega, mientras la felicidad suele ser efímera. Un trato injusto y vitalicio. Dando a la vida dentro del planteamiento social habitual (trabajo, casamiento, hijos...) pocos instantes de liberación, condenándonos a años de trabajos por el capitalismo, trabajando mucho más de lo necesario para vivir, pero enganchados a un sistema corrosivo donde la mayor práctica es cobrar para pagar.

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